El Síndrome de Tourette es un trastorno del neurodesarrollo caracterizado principalmente por el desarrollo de tics motores y fónicos persistentes y cambiantes en el tiempo y que, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), afecta entre un 0,3 y un 0,8 por ciento de la población menor de 18 años en España.
Tal y como detalla la SEN, el 90 por ciento de pacientes con síndrome de Tourette presentan algún trastorno neuropsiquiátrico, siendo los más frecuentes la ansiedad, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), en al menos un 40 por ciento de los pacientes, y el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), que llega cerca del 50 por ciento.
Sin embargo, también existen otros trastornos como las conductas impulsivas y/o autolesivas, ataques de rabia/ira, depresión, alteraciones del aprendizaje y rasgos leves de trastornos del espectro autista. Desde la SEN aseguran que estas complicaciones tienen un alto impacto en la calidad de vida, incluso un impacto mayor que el que tienen los propios tics.
Por ello, y en el marco del Día Mundial del Síndrome de Tourette, los expertos piden que estos pacientes tengan una asistencia multidisciplinar, incluyendo pediatras, neurólogos, psiquiatras y psicólogos, para abordar satisfactoriamente todos los aspectos de este complejo síndrome clínico.
Entre los trastorno neuropsiquiátrico más frecuentes se encuentra la ansiedad, el TDAH y el TOC
A pesar de que no exista ningún tratamiento que permita curar este síndrome, sí lo hay para abordar muchos de sus síntomas. Sin embargo, Diego Santos, coordinador del Grupo de Estudio de Trastornos del Movimiento de la SEN, recuerda que, independientemente del tratamiento farmacológico, es “importantísimo” abordar los aspectos psicológicos de este síndrome, desarrollando estrategias que reduzcan la ansiedad y mejoren la tolerancia a la enfermedad a medio-largo plazo.
“Por sí misma, esta medida puede ser suficiente para algunos pacientes, o al menos durante algunos periodos de tiempo”, aclara Santos.
Primeros indicios del síndrome
Para el diagnóstico del síndrome de Tourette, Santos señala que se requiere que el inicio de los tics comience antes de los 18 años, aunque no todos los que aparecen en la infancia son consecuencia de este síndrome, pues menos del 1 por ciento de la población infantil padece este síndrome.
También existen las conductas impulsivas y/o autolesivas, ataques de rabia/ira, depresión, alteraciones del aprendizaje y rasgos leves de trastornos del espectro autista
El diagnostico del síndrome de Tourette es clínico y requiere de la aparición, en menores de 18 años, de al menos dos tics motores y un tic vocal mantenidos durante más de un año.
Los tics motores suelen ser el primer síntoma de este trastorno y afectan con mayor preferencia a las áreas de la cara, cuello, hombros, y con menor frecuencia a los brazos o el tronco, siendo los más comunes el cierre de párpados y otros movimientos alrededor de los ojos, en la boca, nariz, cabeza y hombros.
En los pacientes con mayor gravedad y/o duración de la enfermedad se producen estiramientos de brazos, tocamientos, saltos, retorcimientos y otros movimientos complejos.
El diagnostico del síndrome de Tourette es clínico y requiere de la aparición, en menores de 18 años, de al menos dos tics motores y un tic vocal mantenidos durante más de un año
Por otra parte, los tics fónicos tienen un inicio más tardío y los más frecuentes son aclaramiento de garganta, olfateo, tos y/o chirridos simples. Los ecofenómenos, como la ecopraxia -repetición involuntaria de los movimientos de otra persona-, ocurren en casi la mitad de los pacientes con síndrome de Tourette.
Santos también señala que aunque la coprolalia -expresión involuntaria de palabras obscenas o comentarios despectivos- es un síntoma característico del síndrome de Tourette, se presenta sólo en aproximadamente el 10 por ciento de los pacientes.
Los tics fónicos tienen un inicio más tardío y los más frecuentes son aclaramiento de garganta, olfateo, tos y/o chirridos simples
El 50% los tics remiten
A pesar de que el síndrome de Tourette puede manifestarse en cualquier momento de la infancia, la edad más común de inicio de los primeros síntomas es entre los 5 y 7 años.
Es habitual que los tics tiendan a empeorar entre los 10 y 14 años y que, por el contrario, a partir de los 16 años tiendan a mejorar. Cuando los pacientes alcanzan la edad adulta, los tics sólo se mantienen con la misma frecuencia e intensidad en el 5-10 por ciento de los casos, en aproximadamente el 50 por ciento de los pacientes los tics remiten y en el 40-45 por ciento mejoran. Es más común en varones que en mujeres.
A partir de los 16 años los tics tienden a mejorar
“Puesto que aún no está claro cuál es el origen de este trastorno, continúa considerándose un síndrome, pero la mayoría de los pacientes presentan un cuadro clínico tan típico que todo parece apuntar a que surja como resultado del efecto de la interacción entre múltiples genes y factores ambientales, como complicaciones durante el embarazo o infecciones”, concluye Santos.
Fuente: Gaceta Médica